EL ESPACIO PÚBLICO COMO DISCURSO
El espacio público aumenta su consideración en las ciudades
ya que es un elemento inmanente de toda morfología urbana en el sentido de
objeto de urbanismo y de urbanidad.
Los discursos políticos relativos al concepto de ciudadanía y
a la realización de los principios igualitaristas atribuidos a los sistemas
democráticos como de un urbanismo y una
arquitectura que trabaja de una forma no menos ideologizada.
El valor espacio público apenas aparece en estos discursos y
si aparece es a partir de otros conceptos como “espacio social”, “espacio
común”, “espacio compartido”… Y lo expresan como sinónimo de calle o incluso
acera. Una manera buena de llevarlo a cabo sería exponiendo el concepto como un
espacio de y para las relaciones de público. Debe ser distinguido del espacio
privado.
El espacio público en cuanto categoría política recibe dos
interpretaciones: oposición entre polis y oikos, institucionalización de la
censura de la actividad gobernante sobre la base de una estructura
sociopolítica fundada en las libertades formales. Ninguna de estas dos está
vigente en la actualidad.
La definición que se está viendo en la actualidad de espacio
público seria como conjunto de lugares de libre acceso y la del espacio público
como ámbito en el que se desarrolla una determinada forma de vinculo social y
de relación con el poder.
El espacio público había permanecido en discusiones teóricas
en filosofía política si se hubiera transcendido de alguna manera la distinción
entre lo público y privado que se limitaría a identificar el espacio público
como espacio de visibilidad generalizada.
Otro dato a resaltar de los espacios públicos como discurso
es el de ciudadanismo que se plantea como una especie de democraticismo radical
que trabaja en la perspectiva de realizar más factible el modo de vida y como
asociación ética. Pero el ciudadanismo es también dogma de referencia de un
conjunto de movimientos de reforma ética del capitalismo. Esa ideología, que no
impugna el capitalismo, sino sus “excesos”.
La noción de espacio público tiene como protagonista al
ciudadano que sería el mediador por el cual se expresa las estrategias o
estructuras mediante las que se produce una conciliación entre sociedad civil y
Estado.
EL ESPACIO PÚBLICO COMO LUGAR
Es ese espacio que es o se espera que sean los exteriores de
la vida social: la calle, el parque, la plaza. Su papel es más trascendente ya
que se le asigna la tarea estratégica de ser el lugar en que los sistemas
democráticos ven o deberían ver confirmada su naturaleza igualitaria, el lugar
donde se ejercen los derechos de expresión y reunión.
Ese espacio es un ámbito de lo que Lukács hubiera denominado
cosificación, puesto que confiere la responsabilidad de convertirse como sea en
lo que se preopune que es y que en realidad solo es un debería ser. El espacio
es una de aquellas nociones que exige la realidad que evoca y que invoca, una
ficción nominal para inducir a pensar y actuar de cierta manera como realidad objetiva.
El objetivo es litúrgico-teológico ya que supone una serie de
operaciones rituales y unos cuantos ensalmos y una entidad puramente metafísica
se convierten en una cosa sensible, que se puede tocar con las manos y ver con
los ojos. Lo que antes era una calle ahora es un escenario inagotable para la
comunicación e intercambio.
En la calle, devenida como espacio público, la figura del
ciudadano se resume en los principios de igualdad y universalidad democráticas
bajo el aspecto de usuario.
La experiencia real de lo que ocurre ahí afuera, en eso se da
en llamar “espacio público” procura innumerables evidencias de que no es así.
Todo tipo de estigmas y negativizaciones. Lo que se tenía por un orden social
público basado en la adecuación entre comportamientos operativos pertinentes.
EL ESPACIO PÚBLICO CONTRA LA CHUSMA
Es una consideración patologizante de todo lo que no sea
producción de consenso social. Lugar para la mediación entre sociedad y Estado
organizado para que en él puedan cobrar vida los principios democráticos que
hacen posible el libre flujo de iniciativas, juicios e ideas.
Lo “público” nació como dominio destinado a que se diluyeran
en él grandes luchas de religión que como ámbito para la reconciliación y el
consenso entre sectores sociales con identidades e intereses contrapuestos.
Sería la acción conjunta que renuncia al espacio material y
se conforma a partir de un vínculo espiritual entre individuos dispersos, un
conjunto humano del que el factor cohesionador son las opiniones que comparten
unos componentes cuya coincidencia corporal es prescindible.
El objetivo es conseguir que las masas irraciales se
conviertan en público racional y que los obreros y los miembros de otros
sectores sociales eventualmente conflictivos o “peligrosos” se conciban a sí mismos
como ciudadanos y no en el sentido que el término había adquirido.
Para ello se despliega un dispositivo pedagógico que concibe
al conjunto de la población como escolares perpetuos de esos valores abstractos
de ciudadanía y civilidad.
Se trata de un entorno intimidatorio, ejercicio de represión
preventiva contra sectores pauperizados de la población: mendigos, prostitutas,
inmigrantes… Estas reglamentaciones están sirviendo en la práctica para acosar
a formas de disidencia política o cultura que se atreven a desmentir o
desacatar el normal fluir de una vida pública declarada por decreto amable y
desproblematizada.
El idealismo del espacio público no renuncia a verse
desmentido por una realidad de contradicciones y fracasos que se resiste a
reculara ante el vade retro que esgrimen los valores morales de una clase media
bienpensante y virtuosa.
APORTACIONES Y REFLEXIONES
El siguiente vídeo que voy a exponer es de una localidad Villa Itati de Bernal que después de varias décadas, los vecinos y organizaciones sociales de la Villa Itati de Bernal, Quilmes; lograron recuperar tres espacios verdes comunitarios que estaban derruidos. Hoy son tres plazas donde juegan los niños y las familias. Herencia de la dictadura cívico militar que tuvo una política expresa en contra de los lugares de reunión: estableciendo el Estado de Sitio primero (por 8 años) y vendiéndolos luego ya en la democracia. La recuperación de los espacios públicos es el primer paso para la participación ciudadana. Asó lo entienden en ETIS y se lleva a cabo con los vecinos en esa localidad.
ALEJANDRO ESCRIBANO VILLEGAS
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